Explora la costa valenciana desde nuestro apartamento turístico

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Un viaje entre mar, montañas y castillos

Dicen que hay lugares en los que el tiempo se detiene…
Y desde nuestro apartamento en la costa de Tavernes de la Valldigna, basta con abrir el mapa y dejar que la imaginación tome el volante.

Una mañana cualquiera, tras un buen desayuno en la terraza con vistas al mar, decides salir a explorar. A solo unos minutos, escondida entre naranjos y montañas, aparece la Torre de Guaita, una antigua centinela de piedra que mira al Mediterráneo desde hace siglos. Desde allí, puedes ver cómo el mar se funde con el cielo, y cómo la tranquilidad se cuela entre las piedras.

Un poco más abajo, entre árboles y silencio, descansa el Monasterio de Santa María de la Valldigna. Sus muros parecen contar historias de monjes, reyes y viajeros que, como tú, buscaban un rincón para respirar hondo y sentir algo distinto.

Pero el viaje no termina ahí. Tomas el coche y te aventuras por carreteras suaves, entre campos verdes y pueblos tranquilos, hasta llegar al sur, donde emerge imponente el Peñón de Ifach, en Calpe. Es como un gigante dormido junto al mar. Puedes subirlo, o simplemente tumbarte en la arena y observar cómo el sol acaricia su perfil rocoso.

En otro capítulo de tu aventura aparece Xàtiva, una ciudad con dos castillos en lo alto de una colina, unidos por una muralla que serpentea como en las películas. Subes entre piedras antiguas y viento fresco hasta llegar a lo más alto del Castillo de Xàtiva, y entiendes por qué aquí los reyes pasaban los veranos.

Más cerca de casa, en lo alto de una colina sobre el mar, el Castillo de Cullera te espera con vistas panorámicas y leyendas de piratas y vigilantes. Y tras la visita, un paseo por la playa o un helado en el paseo marítimo lo rematan todo.

Y si el cuerpo te pide un toque más elegante, te acercas a Gandía, y al entrar en el Palacio Ducal de los Borgia, casi esperas cruzarte con un duque en cada pasillo. Historia, arte y arquitectura que impresionan sin necesidad de adornos.

Pero aún hay más. En días tranquilos, decides ir al sur de Valencia, a ver cómo cae el sol en la Albufera. Tomas una barca, flotas sobre aguas que reflejan el cielo como un espejo, y cuando el atardecer tiñe todo de dorado, entiendes por qué este lugar ha inspirado a tantos poetas.

Y entonces, llega el momento de entrar en la ciudad. Valencia te recibe con los brazos abiertos: la Catedral, majestuosa, con su Plaza de la Virgen llena de vida, terrazas y música. Recorres callejuelas antiguas, encuentras rincones con encanto, arte urbano escondido, tiendas de autor…

Y, como broche final, caminas por el antiguo cauce del río hasta llegar a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, ese lugar donde la arquitectura parece venida del futuro. Te paras a mirar el agua, el reflejo de los edificios, y piensas: “esto también es vacaciones”.

Así, día tras día, entre playa y montaña, entre castillos, pueblos con historia y ciudades vibrantes, vas escribiendo tu propio cuento.
Un cuento de sol, de calma, de descubrimientos...
Y todo, empezando desde ese pequeño rincón frente al mar, en Tavernes de la Valldigna.

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